La Obesidad

Opinión: La Obesidad

Lotte Bjene Knudsenin descubrió el “Ozempic”. Ocurrió en el año de 1989, un poco antes de Navidad. Cierto es que este medicamento ha cambiado el mundo: los pacientes se sienten saciados con rapidez y pierden peso rápidamente. Posiblemente, las aerolíneas esperar usar menos combustible, ya que los pasajeros/pasajeras pesan menos, Dios mediante.

Quizá el capitalismo y sus dineros no hagan felices a las gentes, pero el marxismo es aún peor, El último crea una clase alta, altísima diría uno, y otra clase de pobres para toda la vida, que viven de migajas que le quieran dar, y como limosna los primeros.

El terrible saber como ‘los pacientes obesos’ dicen y vuelven a decir: “Qué interesante es tener hambre y de forma estresante. Siempre sentimos hambre, y, sobre todo por las noches …tenemos unas enormes ganas de comer más y, desde luego, con variedad de alimentos que nos vienen a nuestras mentes”.

Todos sabemos que ‘Novo y Nordisk’ fabricaron la insulina- su producto estrella- a finales de 1970. Se fabricaba a partir de residuos de mataderos. En el tercer trimestre del año 2023, su beneficio operativo superó ‘los tres mil millones de euros’.

Es interesante saber por qué debe de tratarse ‘La Obesidad’, y la respuesta, al pronto, puede ser porque reduce el riesgo cardiovascular. Y eso es de vital importancia. El sobrepeso y la obesidad pueden provocar cambios en el cuerpo que incluyen inflamación a largo plazo y niveles mayores de lo normal de insulina, factor de crecimiento insulínico y de las hormonas sexuales. Estos cambios pueden causar cáncer.

Ozempic y Megovy son también tratamientos contra la diabetes. La demanda del ingrediente activo se ha disparado con graves consecuencias para estos enfermos. Ahora dependen de estos medicamentos, que suelen agotarse en las farmacias de todo el mundo…

En 1957 se descubrió el primer fármaco para bajar el peso de las personas,

llamado ‘Liraglutida’. Se buscaba un medicamento contra la diabetes y se comprobó que poseía un inesperado efecto: Los pacientes bajaban de peso. ¿Milagro?: trabajo y tesón, diría uno.

Con la ‘Liraglutida’, la pérdida de peso promedio por persona fue del 8 por ciento; pero en su sucesora ‘Lasemagluaglutida’ las personas perdían de peso sobre un 17 por ciento.

Han existidos muchos científicos que concentraban sus investigaciones en ‘la insulina’. Hemos de decir: ‘Roma no se construyo en un día’. Se ha estudiado la influencia, quizá es mejor decir…la eficacia. Y digo bien: la eficacia que puede tener ‘la semeglutida’ contra la diabetes, la obesidad, el alzhéimer…Es un estudio reciente. Con ‘el Alzhéimer’ aún no se ha demostrado. Pero contra ‘insuficiencia cardiaca’ es efectiva. Esto se debe a que los productos GLP-1 debilitan los procesos inflamatorios del cuerpo humano.

Se promocionan muchos medicamentos por ‘TikTok’ e ‘Instagram’, pero esto no es saludable. Las personas humanas siempre hemos de hablar con nuestros médicos de cabecera. Sabido es que todo fármaco tiene efectos secundarios. No es malo que nuestros semejantes intercambien informaciones para abrir los ojos de muchos, siempre y cuando respeten las reglas del juego. Y vuelvo a insistir: Nuestros médicos de cabecera…

Muchas personas dicen: “Ahora puedo comer lo que me da la gana…”. Se sabe que un estilo de vida así no es precisamente saludable. Si uno quiere envejecer con cierta calidad de vida…debe cuidarse acerca de lo que ingiere por sus bocas. Vuelvo ha hacer hincapié…en que todos los medicamentos poseen efectos secundarios. Con los productos GLP-1, son síntomas más comunes son: nauseas y malestar general. Este medicamente anteriormente citado también puede actuar en el cerebro sobre las neuronas que regulan el apetito, la fatiga y la recompensa. No existe ningún dato relevante y con base científica…  de que haya riesgo de suicidio por parte de las personas que tomen dicho fármaco. Con enfermedades crónicas, como la diabetes y la hipertensión arterial…sólo funcionan mientras estas tomando el medicamento.

La Coruña, 5 de febrero 2024

©Mariano Cabrero Bárcena es escritor

Opinión: ¡Qué sea lo que Dios quiera!

¡Qué sea lo que Dios quiera! Es una expresión muy conocida empleada para las personas afectadas por el TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo). Se sabe que “Dos millones de españoles” sufren la enfermedad, que aqueja en doble medida a las mujeres. “La depresión es una enfermedad curable”, aseguran los expertos en psiquiatría…Y dicen también…que establecen cuatro pistas para identificar la depresión: 1) El bajo estado de ánimo,2) La falta de energía,3) La discomunicación, y 4) La desregulación de los ritmos.

Siguen diciendo los peritos en la materia-psiquiatras-que, a grandes rasgos, debemos prevenir la depresión que nos afectará en algún momento de nuestras vidas. Esta última se desarrolla por una mayor soledad en la que estamos inmersos (mi móvil, mi perro y, por último, yo); un mayor estrés; un mayor consumo de tabaco, alcohol, drogas, y fármacos en demasía. Todo lo enumerado refuerza los síntomas.

Un cuadro de depresión puede ser el siguiente: “Mujer de veinticinco años. Tuvo que asumir obligaciones en casa de sus padres desde los doce años. Desde hace tres años se ha complicado su cuadro ansioso con una serie de síntomas que le mortifican mucho: se siente gravemente enferma, llora con frecuencia, le duelen muchas partes del cuerpo y tiene hormigueos en la cabeza y los pies”. Esto y mucho más forma parte de ‘la depresión’.

Se supo- hace ya mucho tiempo (año 2006)-, que la depresión, la esquizofrenia, y hasta la epilepsia eran indicios claros de que el cerebro no funcionaba bien. Cierto es que… “desconocemos mucho sobre los mecanismos del cerebro encerrado dentro de nuestro cuerpo”, y que “El alma está en el cerebro humano”.

Quien no ha tenido una depresión no puede comprender lo que es la tristeza. Cada época viene determinada por una enfermedad preponderante. La nuestra tiene su máximo representante en la depresión. Padecemos otra a la que conocemos con un nombre: el cáncer. Podemos considerar a la primera como más frecuente. A la segunda, como la más grave.

“Llevamos inserto un mundo de miedos: miedo al amor, al infarto de miocardio, al cáncer, al Sida, miedo a perder la cabeza, miedo al sufrimiento, miedo al dolor”

Otro enfermo de depresión se manifestaba de la siguiente manera: «Siento, a veces, las pisadas de alguien que camina cerca de mí, y creo –ilusión pérdida– que me están espiando, que saben –algo o todo– de mi cita que tuve ayer con la señorita, por así llamarla, dado que está casada, con marido y escopeta, con escopeta y marido«.

Más tarde, continuó diciendo: «No tropecé con almas que amé –hombres y mujeres, compañeros míos–, porque habían fallecido. Y pensar que pude haber sido el último hombre/mujer sobre la tierra, si al salir por la mañana temprano la ciudad estuviera ya muerta… Y pensar que pude haber sido el último hombre/mujer sobre la tierra… sin llegar a tener el tiempo necesario para escribir mi último poema».

Si a la Soterraña vas, ve que la Virgen te espera que por esta su escalera quien más baja, sube más. Pon del silencio el compás a lo que bajas pensando baja y subirás volando al cielo de tu consuelo que para subir al cielo siempre se sube bajando (Gabriel y Galán, 1894-1905).

Y es que mi cerebro, que no duerme, así me lo ha manifestado, y tengo miedo, mucho miedo, porque puedo llegar a desarrollar ansiedad y depresión. Porque tengo miedo de convertirme en un ser irritable, que, perdiendo mi memoria, pueda perder también mi capacidad de concentración. Todo esto, y mucho más, me ha revelado mi cerebro.

A los ojos penetrantes de mi buen amigo, que tanto sufría y hacía sufrir sin darse cuenta, le recomendé la lectura de los siguientes versos, para que, bajando en el desarrollo de su enfermedad, pensase que habría de ‘subir bajando’ a su pronta curación:

“La sociedad que nos ha tocado vivir tampoco nos ayuda a superar estas barreras del intelecto. Es lógico que nuestro estado de ánimo se deprima, amén de que nuestra cotidiana vida está llena de preocupaciones y desasosiegos”

Vérselas con la depresión y luchar contra ella es harto difícil aquí y ahora. La sociedad que nos ha tocado vivir (¿esa maravillosa democracia española, que nos habla del Estado de Bienestar para todos, que nos habla de la igualdad de oportunidades, que nos habla de viviendas asequibles para nuestra juventud?) ha ‘roto aguas’, y ha relegado a las personas longevas, única y exclusivamente, para que emitan su voto cada cuatro años. A lo sumo ha construido unas pocas residencias -jaulas de soledad- donde podemos ir a morir, y, desde luego, ser olvidados por propios y/o extraños. Eso sí, para morir con tranquilidad, llevando sobre nuestras espaldas sacos pesados con tierras cargadas de olvidos, penas y sinsabores.

Nunca he tenido la vocación para ser médico, pero, si lo hubiera sido, habría practicado ‘el arte de curar’ con todas sus consecuencias -curando el cuerpo, sin duda, se cura muchas veces el alma-. Nuestra alma que navega negra por el mundo actual que nos ha tocado vivir, nuestra alma que nos duele y llora lágrimas de invierno: muchas hambres y muchas guerras, hambres y guerras. Es decir, trabajaría en la medicina pública a cal y canto, olvidándome para siempre de la medicina privada, no tengo nada contra ella, pero entiendo que ésta resta el suficiente tiempo –tan necesario para atender a tantos enfermos en lista de espera– de la Seguridad Social española.

La sociedad que nos ha tocado vivir tampoco nos ayuda precisamente a superar estas barreras del intelecto. Pensamos y actuamos, como seres humanos que somos. Y es que la panorámica mundial es problemática: guerras fratricidas, violación de mujeres -con resultado final de muerte- y sus derechos, malos tratos psíquicos y físicos a menores, detención ilegal de menores que desaparecen para siempre, etcétera, etcétera. Bajo este contexto, es lógico que nuestro estado de ánimo se deprima, amén de que nuestra cotidiana vida está llena de preocupaciones, desasosiegos e inquietudes que degeneran en un estado de ansiedad y, que al final, concluyen en la tan temida depresión: el mal psíquico de nuestro siglo XXI.

«¡Hoy tengo un mal día! ¡Todo lo veo negro! ¡Me duele el corazón!», solemos decir, como si dicha víscera muscular fuera capaz de detectar dolores. Dentro de estas afirmaciones y otras similares llevamos inserto un mundo de miedos (fobias, muchas veces): miedo al amor, al infarto de miocardio, al cáncer, al Sida (Síndrome de Inmune-Deficiencia Adquirida), miedo a perder la cabeza, miedo al sufrimiento, miedo al dolor, etc.: tantos miedos juntos crean barreras, barreras en nuestro intelecto. Todos estos temores que nos amenazan –en los prolegómenos del siglo XXI– al mismo tiempo, nos conducen inevitablemente al gran miedo que todos llevamos dentro: nuestro miedo a la muerte.

Pues si un doctor en medicina nos proporciona el bienestar del cuerpo, el equilibrio emocional, y, al mismo tiempo, nos mitiga la violencia de algunas enfermedades –en la medida de sus fuerzas–, el dolor que acude rápido a nuestra alma será siempre más llevadero. Nosotros –los mortales–, que somos meros pasajeros en tránsito, buscaremos siempre aquello que nos une con nuestros semejantes: el mismo origen, el mismo hábitat, el mismo destino…; y olvidaremos lo que nos diferencia: religión, xenofobia, racismo, idiomas diferentes, pobreza, etc.

La Coruña, 27 de mayo de 2023

©Mariano Cabrero Bárcena es escritor

La pena de muerte

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La pena de muerte es inhumana…

Al menos seis personas son ejecutadas legalmente cada día en este mundo de Dios-el Dios de todas las religiones-.Recogidos   datos al respecto en la organización Amnistía Internacional: (…) más de la mitad de los países del Globo Terráqueo usan la ‘pena de muerte’. Y es que la ‘pena de muerte` supone-muchas veces-  una lenta agonía para el ejecutado/a, y al aplicarles  el gas letal –sus muertes se hacen interminables… ¡Tremenda barbaridad!

“(…) Tubos intravenosos conectados a las venas de sus brazos  portarán el instrumento de muerte: un líquido tóxico diseñado específicamente con el propósito de matar seres humanos. Los testigos que estén presentes a pocos metros de distancia le mirarán, no como un acusado o como un convicto, sino como un hombre prisionero en su camilla y a segundos de su extinción…Pienso que (…). Por lo tanto, de hoy en adelante no volveré a enredar con la máquina de la muerte”, así se expreso el venerado juez Harry A. Blackmun, en el año 1994 (Noviembre 12, 1908 – Marzo 4, 1999).

 El Tribunal Supremo de Estados Unidos declaró inconstitucional-en su día-el ejecutar a personas con ‘retraso mental’, de ‘menores de edad’ o que no hubieran cometido asesinato. Hoy en día se mata legalmente en treinta y siete estados de los cincuenta que componen los Estados Unidos de América. Todo esto es muy triste: ¡Matar legalmente! Si uno fuera sentenciado, entraría mi  corazón en lenta agonía, y mis ojos derramarían lágrimas de invierno, volando mi alma al  cielo…

 Ejecutar a un hombre/mujer a sangre fría puede ser considerado como un acto de simple y pura venganza. La justicia penal existe para asegurar que los delincuentes–en todas sus facetas–, cumplan las penas por los delitos cometidos, pero jamás debe existir una justicia para “eliminar” seres humanos. Aunque éstos hayan cometido crímenes de guerra, genocidios, asesinatos, violaciones con resultado final de muerte, atracos a mano armada…: la pena_de_muerte . Ésta podía ser conmutada por la de ‘cadena perpetua’: más racional y, hasta cierto punto, más humana…Todos los argumentos se hunden por su propio peso cuando tratan de justificar “la pena de muerte”, existiendo-como existen, penas privativas de libertad (cadena perpetua, en último caso).

 Según el último informe de Amnistía Internacional (31 de diciembre de 2009), en relación con las personas que había condenadas a muerte en el mundo, éste cifraba el número en 17.118. Terribles datos pero presuntamente ciertos. Informes concretos de China, Egipto, Irán, Malasia, Sudán, Tailandia y Vietnam…no existen, no los facilitan.

 Santo Tomás de Aquino, en su máxima obra “La suma teológica” (parte II, cap. 2, párrafo 64) sostiene que “todo poder correctivo y sancionatorio proviene de Dios, quien lo delega a la sociedad de hombres; por lo cual el poder público está facultado como representante divino, para imponer toda clase de sanciones jurídicas debidamente instituidas con el objeto de defender la salud de la sociedad. De la misma manera que es conveniente y lícito amputar un miembro putrefacto para salvar la salud del resto del cuerpo, de la misma manera lo es también eliminar al criminal pervertido mediante la pena de muerte para salvar al resto de la sociedad”.

Y es que la sociedad americana así lo demanda, con harto dolor de nuestros corazones. En cierta ocasión, un taxista de San Francisco–partidario de la pena de muerte–argumentó que “los costos (gastos) económicos de un condenado a muerte, si este último fuese condenado a cadena perpetua, serían demasiados y, claro está, el pueblo americano no tiene por qué gastar tanto dinero, y es más económico matarle”. ¡Bonita manera de pensar!

Y sin embargo, ¿Por qué nos sorprendemos que los estadounidenses hablen–piensen, pocas veces los hacen–de esta manera? Todos hemos oído, una y mil veces, que “míster Dólar” es lo único y más importante en sus cotidianas vidas. La ideología–mediando el vil metal–acaba siempre penetrando en el más recóndito rincón de la mente humana. Incluso presidentes americanos trataron de erradicar ‘la muerte legal’ de la legislación penal, pero ninguno lo consiguió, incluido el ex presidente Bill Clinton. Y estas personas que así piensan, mal que nos pese, elegirán al futuro presidente de los Estados Unidos de América.

Pero los americanos aplauden la pena capital, dado que ellos la llevan a la práctica. Un informe de Amnistía Internacional(ONG, 1996) nos señaló que la pena capital está incluida en el derecho penal de 99 estados. Países que han pretendido y pretenden ser modelo para el respecto de los derechos humanos (EE.UU., Rusia, China, Japón, etcétera), continúan manteniendo en vigor las ejecuciones de nuestros semejantes. En EE.UU. se sigue aplicando la máxima pena en los estados de Virginia, Florida, California, Texas…, no obstante, el número de homicidios no ha disminuido tal y como se esperaba.

Gianni Vattimo (filosofo) manifestó que “si alguna cosa justificaba aún el calificativo de primitivo es la pena de muerte”. “Si capitán me manda matar soldados, /no mataré jamás hermanos; /he de vivir sin paz matando, / quiero morir sin ser soldado”, vieja canción: la canción del soldado. Ésta alberga posiblemente en las mentes de los soldados de cualquier nacionalidad que, cumpliendo con su deber como profesionales de un ejército, sufren innecesariamente y hacen sufrir a los pueblos involucrados en dos guerras programadas por ciertos gobiernos de turno.

Y a todo esto llamamos cultura, globalización, democracia, derechos humanos… Todos son miedos y mentiras, todos son mentiras y miedos que marchan unidas en un perfecto engranaje que nadie sabe a dónde nos conducirá. Son el bien y el mal juntos, hermanados, que se dan la mano para pasear por estos mundos de Dios, y que siembran de crespones negros, a modo de agujeros, la geografía universal. Quizá estemos ciegos de soberbia, quizá hemos olvidados derramar lágrimas vírgenes, quizá vamos encarando un mundo sin control ni norma alguna bajo el signo de los políticos corruptos, que los hay.

La Coruña (España), 30 de septiembre de 2014

©Mariano Cabrero Bárcena es escritor

 

Mujer, política y liberal

Lo tenía bien pensado…

Opinión/ Como mujer se le puede considerar como una mujer siglo XXI

Desde el año 2003, Esperanza Aguirre, presidía la Comunidad Autónoma de Madrid. Mucho tiempo ha transcurrido desde que fue concejala del Ayuntamiento de Madrid en el año 1983, donde nos dio muestras de poseer buenas maneras para ejercitar ‘el arte de la Política’-con sus luces y sus sombras-, sin duda, pero que supo transmitir sus ideas liberales con claridad y contundencia.

Como mujer se le puede considerar como una mujer siglo XXI. Empezando un nuevo milenio, a nivel social, todavía quedan temas pendientes que resolver: uno de ellos es la igualdad entre hombres y mujeres dentro del mundo del trabajo. Nuestras féminas tienen talento, escriben libros, se sientan en las cátedras universitarias… formando parte del organigrama social por méritos propios: son mujeres siglo XXI. Erik Erikson mantuvo que «las mujeres están destinadas a cuidar niños». Se equivocó, como seres humanos que somos. Esperanza Aguirre ha conseguido todo esto y mucho más: ha conseguido llegar a ser mujer, política y liberal.

“Les he convocado a ustedes para anunciarles mi dimisión”. Lo tenía bien pensado, entiende uno. Así se manifestó Esperanza Aguirre-ex vicepresidenta de la Comunidad de Madrid-, el próximo pasado 17 de septiembre y a las 13.51 horas. Y lo hizo ante la prensa, a quien convocó con urgencia. Su vida estuvo dedicada a la técnica del ‘trabajo por el trabajo’, con dotes propias de una gran política (¿Podría haber llegado a presidenta del Gobierno español?) y, al mismo tiempo gran persona: ambas cualidades son difíciles de hallar en una persona de carne y hueso…Siempre estuve convencido, y lo sigo estando, de que, sin ningún género de dudas, las ideas políticas de un hombre/ mujer son sus hechos.

Esperanza Aguirre siempre estuvo pendiente de su atuendo personal, yendo elegantemente vestida según los momentos de su vida. Dialogaba y dialoga con la gente por la calle, y siempre sabía sacar provecho antes las cámaras televisivas o entrevistas periodísticas, siendo ella misma su mejor representante de su imagen y persona: esta arma política fundamental-su imagen ante el pueblo liso y soberano-, la hizo triunfar en la política. Podemos decir- sin temor a equivocarnos- que, la señora Aguirre, simboliza a una política de convicciones liberales, que siempre luchó contra una izquierda ‘dura y pretenciosa’ (se creían y se creen dueños del bien y del mal): el PSOE (partido socialista obrero español). Hubo de entendérselas también contra la derecha conservadora española, representada por el PP( partido popular): este partido siempre tuvo sus dudas en cuanto al libre mercado y una economía libre también para saber cuándo y cómo desarrollar ideas políticas para la privatización de las empresas…

Si creo, y siempre he creído, en el Liberalismo Políticoque siembre de ideales firmes y verdaderos las mentes de nuestra juventud, que es el futuro del mañana. Si creo, y siempre he creído, en el liberalismo político que fomente la actividad económica en todas sus formas. Si creo, y siempre he creído, en el liberalismo político donde todas personas sean iguales ante la Ley (suprimiría los aforados), y donde exista fehaciente una democracia libre con división de poderes (el poder judicial libre, en el amplio sentido de la palabra). Si creo, y siempre he creído, en el liberalismo político que defiende a “la familia” como cota superior de la vida asociativa: matrimonio hombre/ mujer, uniones de contratos sentimentales hombre/ hombre, uniones de contratos sentimentales mujer/ mujer, parejas sentimentales…En todo esto creo y mucho más. El concepto de deber y amor debe supervivir en todas las relaciones humanas.

A uno le parece, y hablo de España y con el corazón en la mano, que no sería malo que surgiera–en nuestra querida Nación española–un partido político de matiz liberal, que sirviese para encarrilar–de una vez por todas–, nuestra incipiente democracia, que se haya dirigida por un bipartidismo–el PSOE y el PP–, que flaco favor le están haciendo a la democracia española.

 

 

 

 

La Coruña, 1 de octubre de 2012

© Mariano Cabrero Bárcena es escritor

La violación de la mujer

¡Denunciad a los culpables!

OPINIÓN/ Las mujeres que son víctimas de violaciones u otras formas de violencia sexual, sufren muchas más enfermedades mentales durante su vida y, en cierto modo, su tendencia al suicidio es más elevado. Los estudios realizados en este sentido así nos lo dan a entender.

La violación de la mujer se ha desarrollado y se sigue desarrollando como una provocación salvaje de las guerras y revoluciones, tanto en las que venimos en llamar ‘justas’ (pocas existen que lo sean), como en las ‘injustas’. Las guerras se suelen activar por intereses económicos (la mayoría de las veces), o por odios contraídos y almacenados en las mentes y cabezas de los hombres de mala voluntad, o por expansiones territoriales no justificadas… ¡Son tantas las causas que las provocan…!

Sí podemos y debemos recordar que la esclavitud, no sólo fue una opresión de racismo del hombre blanco hacia el hombre negro, sino que también supuso otra opresión del hombre blanco hacia la mujer negra.

No podemos ni queremos olvidar, ni por un momento, que, hasta hace poco tiempo, el sometimiento sexual de la esposa al marido no era considerado como un delito de violación: hoy por hoy, y gracias a Dios y a las leyes, ya no ocurre lo mismo: existen las relaciones sexuales entre mujer y marido, pero nunca jamás empleando la violencia o la fuerza bruta.

«Hasta hace poco tiempo, el sometimiento sexual de la esposa al marido no era considerado como un delito de violación»

Las semillas de la violencia se depositan en los cuerpos de las mujeres que han sido violadas, y la cinta de casete que ha grabado en sus cerebros la villanía de sus verdugos, funcionará día y noche, noche y día: muchas noches y muchos días como una pesadilla interminable. Y como colofón de lo que expreso, y en el interior de sus vientres vírgenes, pueden llegar a fructificar posibles embarazos no deseados…

Sí he de manifestar que las violaciones de hombres por otros hombres en los centros penitenciarios se producen por la situación de cautiverio en la que se encuentran, y la falta de vigilancia por parte de los funcionarios de prisiones, quienes presuntamente miran hacia otro lado: son éstas las llamadas cárceles del alma y cárceles del cuerpo.

Pero la violación de una mujer, que invade sexualmente su cuerpo, es ultraje contra su integridad física, es un acto violento y aterrador contra su voluntad, que lesiona su cuerpo y su alma, produciéndole un desequilibrio corporal y psicológico muy difícil de olvidar en muchos años.

De un tiempo a esta parte, y si visionásemos los períodos de un día, caeríamos en la cuenta de que las violaciones, los homicidios y las desapariciones misteriosas de niños/as… son el pan nuestro de cada día.

Era alta, rubia, guapa… y vestía ropas cansadas por el dolor y la rabia contraída que le habían causado. Ella se paró al verme, y su mirada cayó sobre mis ojos como agua hirviendo. Tan sólo me dijo: «Llame, llame a una ambulancia». La trasladé a un hospital cercano por urgencias, y puse los hechos en conocimiento de la policía.

Sí me encontré una vez con una mujer que, a gritos enfurecidos y rabiosos, pedía y suplicaba: «¡Auxilio!, ¡auxilio! He sido volada -en mis carnes y en mi alma por tres energúmenos muchachos -bestias de la muerte-,que escaparon a la velocidad del rayo», concluyó diciendo.

«Pero la violación de una mujer es ultraje contra su integridad física, es un acto violento y aterrador contra su voluntad, que lesiona su cuerpo y su alma»

Muchos violadores-asesinos andan sueltos por falta de pruebas fehacientes que, muchas veces, por desgracia no se pueden conseguir, para ponerles a disposición de las autoridades judiciales competentes ?jueces y magistrados de turno-.

Hemos visionado muertes y las seguimos visionando en la Guerra de Irak y Afganistán. Podemos afirmar que, a diario, se producen homicidios conscientes cometidos con la fuerza de voluntad necesaria para cometerlos: los móviles por los que se cometen tienen bastante que ver con el odio, con la ignorancia, con la xenofobia, con la envidia, con los celos…: a los culpables se les pueden aplicar atenuantes, pero… ¡tantas sombras habitan en los cerebros de nosotros los mortales…!

Nunca vi matar a un hombre/mujer, nunca vi violar a una mujer/hombre, nunca vi matar o violar a un niño/a. Dichos aquí y ahora, y en frío, son horrendos dramas, que forman parte de la Humanidad. Entiende uno que, algunas veces, estos se dan conjuntamente: el horror de la muerte, que es propio de la condición humana.

Sin embargo, podemos aceptar que, bajo estas circunstancias, para algunos hombres la violación es una patología de sus sentimientos amorosos, prevaleciendo la idea ya muy extendida de que estos individuos necesitan afirmar su masculinidad. Discrepo de estas teorías: la violación es un acto voluntario inhumano cometido por un hombre contra una mujer, y que debía ser castigado con cadena perpetua, si la hubiese en nuestra legislación penal vigente. (maría Goretti ?campesina italiana? fue apuñalada mortalmente, y en el año de 1954, sin que su asesino consiguiese violarla.)

«Bien, lo que viene a decir este escritor es que nos salgamos de la calle, que nos vistamos con el burka de la castidad perpetua, que nos marchemos a dormir al limbo de los justos el sueño eterno…», dirán muchas mujeres. O: «…que hay miles de violadores en el mundo». O: «…que debemos temblar ante la presencia de cualquier hombre». O: «…que debemos desconfiar de nuestros propios maridos». Ni tanto ni tan calvo: hay violadores en España, en Estados Unidos, en Colombia, en México, en Filipinas… y, si me apuráis un poco, hasta en la propia Cochinchina.

«Todas las violaciones de nuestras féminas son actos sadistas de dominio y de poder, por parte de los hombres»

Violar es invadir el cuerpo de cualquier mujer, y matar su alma. Las matizaciones y los argumentos referentes a las violaciones de las mujeres nos llevan, ineludiblemente, a un argumento final: todas las violaciones de nuestras féminas son actos sadistas con dolor y humillación de dominio y de poder, por parte de nosotros los hombres. Y es que nos convertimos en verdugos sin sentimientos? de nuestras propias víctimas.

Comenzando el siglo XXI la mujer -hijas de Eva- y, pisando fuerte, van poco a poco consiguiendo su ya merecido puesto en el plano socio-laboral, que -en igualdad de derechos y también de obligaciones- le facilita una comunicación liberalizada respecto al hombre. Es bueno comprobar como un hombre y una mujer se pueden tomar unos güisquis juntos, conversando tendidamente de sus mismos proyectos y aspiraciones laborables: se está produciendo poco a poco la liberación de las mujeres: ellas también quieren ser mujeres liberadas.

Violar es matar el alma de cualquier mujer, y deshonrar su cuerpo. Pulsando estudios sociopolíticos de distintas culturas, venimos en conocimiento de que nuestras hijas de Eva han sido excluidas de las posiciones de mando o poder en los gobiernos de turno o en los consejos de administración de las grandes empresas… Pero estos patrones de comportamiento en las sociedades actuales han cambiado, afortunadamente.

Las mujeres que son víctimas de violaciones u otras formas de violencia de tipo sexual, indudablemente, sufren muchas más enfermedades mentales durante su mortal vida, y, en cierto modo, su tendencia al suicidio es más elevado. Los estudios realizados en este sentido así nos lo dan a entender.

La Coruña, 22 de octubre de 2011
Mariano Cabrero Bárcena es escritor

Los recuerdos afloran a nuestra memoria

Recuerdos

Recuerdos que son silencios caídos del cielo

«Afloran tres recuerdos diferentes en una noche en la que no dormí bien, como ocurre me involucro con esas ‘pobres gentes’ que malviven cerca de nuestros domicilios»

Debo comunicaros que… anoche no dormí bien. Dicho de otro modo: no pegué ojo. Me pasó lo que yo sé. «Cuando llevo un día agitado y preocupado, resolviendo o tratando de resolver -en la medida de lo imposible, haciendo que sean posibles- serios problemas, que afectan a esas ‘pobres gentes’ -sin comida, sin ropas, sin ganas o con pocas ganas de seguir viviendo…-, que malviven no lejos de mi domicilio, me ocurre siempre lo mismo: por la noche no duermo».

«A mi memoria acudieron -y todos puestos de pie-: una mujer, y un hombre, y luego otra mujer, narrándome sus experiencias (vivencias) de su pasado, que marcaron en sus vidas un triste amanecer»

Es curioso cómo, a veces, los recuerdos afloran a nuestras memorias -verdaderas ‘cajas de sorpresas’-, que son silencios caídos del cielo como agua de mayo…, y que, no lejos de la verdad, nos marcan las directrices exactas a seguir por nuestros entendimientos: éstas que son sacudidas por el motor que mueve la sangre por mis venas: el corazón humano. Corazón y entendimiento, entendimiento y corazón: ambos piezas fundamentales para mover el mundo…

A mi memoria acudieron -y todos puestos de pie-: una mujer, y un hombre, y luego otra mujer, narrándome sus experiencias (vivencias) de su pasado, que marcaron en sus vidas un triste amanecer.

Amanece el primer día: es la historia de una mujer…
Había casi nadie. Corrían las siete de la tarde cuando me encontraba tomando un cafetín, y ojeando revistas ‘matacorazones’. Entró en el establecimiento la hija de un buen amigo mío -por el que siento gran afecto-, que me dijo: «¿Dispones de cinco minutos?». «Y de cinco mil», le contesté. Clavó su mirada sobre mis ojos, y exclamó: «¡Deseo ser madre, lo necesito…!». En mi sesera pululaban mil y una preguntas, y le inquirí -tratándole de ayudar-: «¿Estás embarazada, quizá?». Al pronto, respondió: «¡Ni mucho menos!…». Me comentó que salía con chicos, tipos -casados y solteros-, y que «más valía no hablar de sus…». También me explicó que su vida pasional -ley del deseo sexual- así la resolvía, mas su corazón aparecía frío, con color de muerto. Esta semejante nuestra ha sido y es una competente mujer siglo XXI: tiene talento, escribe libros, es maestra del Estado… formando parte del organigrama social por méritos propios. Mi buena amiga -salvando edades- es atea, no cree en los hombres y menos aún en el amor. Así me lo confesó, y anuencia me dio para comentarlo.

En cualquier caso, mi contertulia es una criatura valiente -hermosa, guapa e inteligente-, que escogió su voluntaria soltería. Es decir, el afrontar la vida lejos de sus progenitores, siendo responsable de sus propias decisiones. Esta solitaria y amorosa mujer, sabe que «el amor es una flor demasiado preciosa para cortarla» (proverbio chino), prosiguió con sus confesiones amigables. Así, desalojó de su interior miedos y temores con soledad. Y me dijo más: «Necesito dar cariño a alguien, necesito un hombre para fabricar un bebé -el de mis sueños-, pero, ¡maldito sida!: tropiezo con él a la vuelta de cualquier esquina». Es evidente, hoy por hoy, que existen niños/as educados, y bien, por sus madres solteras.

«Mi buena amiga -salvando edades- es atea, no cree en los hombres y menos aún en el amor. Así me lo confesó, y anuencia me dio para comentarlo»

Deseo ser madre…
Ante sus temores -que son los nuestros- aconsejé: «Busca un hombre -¡qué los hay!-, que respete tu cuerpo y temple tu alma». Explícale tu proyecto amoroso -le dije-, pues hallarás ese hombre. Él te transmitirá sus sentimientos de admiración, aprecio y agradecimiento…, que dejarán huellas perpetuas en el interior de tu vientre. Ésta es nuestra soledad de amor que estamos creando. Paradojas de las postrimerías de nuestro siglo XX: un solo niño, una sola madre también.

Y es que nos hace falta llorar, nos hace falta reír, nos hace falta comunicarnos… Nuestras penas y nuestras alegrías, pero comunicarnos. Por esto, sin duda, nos pasamos la vida ‘mendigando maternidad’. Hagamos que nuestros semejantes sean hermanos nuestros, en lo malo y en lo bueno, pero hermanos nuestros. No me cabe la menor duda de que ser madre es uno de los grandes tesoros de esta vida.

Escucho las palabras del poeta, que dice: «La mujer capricho/ por eso vive de él; / y el hombre que de ella vive, / capricho de ella es». Erikson mantuvo que «las mujeres están destinadas a tener hijos». Se equivocó, como seres humanos que somos. En verdad esta muchacha estaba mendigando maternidad. Si mi hija, de su edad, me hubiese pedido consejo, quizás, mi corazón lloraría lágrimas de invierno, y mi laringe articularía palabra alguna.

Amanece el segundo día: es la historia de un hombre…
Era tarde y tenía mucha prisa. Poca gente circulaba por la calle; sólo un hombre sentado sobre las escaleras de un portal, quien me dijo: «¡Eh!, escuche…». Paré mis pasos, preguntándole: «¿Le ocurre algo?». Cruzamos nuestras miradas, mientras sostenía en sus dedos un cigarrillo apagado, diciéndome: «¿Me da fuego?». Yo no fumo, le contesté.

¿Quién sería aquel personaje? Vestía ropas cansadas por el tiempo, sin afeitar, y tendría sobre setenta y siete años. Volviendo sobre lo andado, le dije: «Tome, tome… cien pesetas». «No pido limosna y nunca la he pedido», me contestó. Para enmendar mi anterior error, continué diciéndole: «¿Quiere tomar un vino?». Al instante, respondió: «Poco bebo y cuando lo hago me lo pago yo».

«Por esto, sin duda, nos pasamos la vida ‘mendigando maternidad’. Hagamos que nuestros semejantes sean hermanos nuestros, en lo malo y en lo bueno, pero hermanos nuestros»

Por mi cabeza circulaban mil y una preguntas, y le interpelé: «¿Qué desea entonces?». Al momento, contestó: «¡Hablar!, hace más de un siglo que no hablo con nadie». Le sonsaqué si contaba con familia y contestó que tenía tres hijos y cuatro nietos. «Más vale no hablar…; y, con la vejez, pierde uno hasta los buenos amigos», concluyó diciendo.

He leído poco y me han contado algunas cosas sobre los ancianos. Allí se encontraba una de esas criaturas solitarias, un semejante que sólo solicitaba «hablar»… y una cerilla que no le pude dar. Verdaderamente era alguien que estaba mendigando humanidad; bueno…, sí era realmente un ser que estaba solo.

Me arrepentí después de no haber estado más tiempo con él -ahora que está de moda no arrepentirse de nada (ni los políticos cuando mienten o se equivocan, ni los economistas cuando yerran en sus pronósticos…)-, con su soledad y sus miedos, su aislamiento…, que será el que uno tendrá a pocos años vista, si la sociedad en la que estamos inmersos no cambia sus costumbres deshumanizadas.

Cuando viejos comienzan nuestras grandes limitaciones físicas e intelectuales y entonces el afecto, la comprensión, el cariño… suplen unas y otras. El último recorrido de mi corta o larga vida la veo más llevadera dentro de la convivencia familiar y no aislada en tristes residencias que, aunque bien atendidas y limpias, son paredes muertas de mi propia soledad. Hay un antiguo proverbio chino que dice: «De jóvenes somos hombres, de viejos, niños». Pues bien, ¡cuidemos a los niños!

Nuestra actual sociedad se ha olvidado de nuestros niños y ancianos, ignorando que los últimos han sido ya los primeros y, si Dios quiere, los primeros serán los últimos. Y es que nuestras universidades utilizan medios educativos trasnochados, que imparten conocimientos pero se olvidan de forman personas -jóvenes-, que son los verdaderos motores para construir un mundo mejor que el nuestro. La historia así nos lo enseña, y Rubén Darío también en su maravillosa Canción de Primavera: «Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! (…)».

«Por mi cabeza circulaban mil y una preguntas, y le interpelé: «¿Qué desea entonces?». Al momento, contestó: «¡Hablar!, hace más de un siglo que no hablo con nadie»

¡Solo deseo hablar con alguien…!

Estamos en un mundo presos del miedo y la no comunicación. Nos hace falta llorar, nos hace falta reír, nos hace falta comunicarnos… Nuestras penas y nuestras alegrías, pero comunicarnos. Por esto, sin duda, nos pasamos la vida ‘mendigando humanidad’. Hagamos que nuestros semejantes sean hermanos nuestros. Sin distinción de raza, opción sexual, sexo, religión, minusvalía…

La Iglesia Católica -a la que pertenezco- no está por la labor de repartir tanta riqueza como posee… El Vaticano es inmensamente rico, así como las numerosas e innecesarias -muchas de ellas- órdenes religiosas que componen nuestra religión. Viven en su monasterios «a cuerpo de rey», con buenas calefacciones, estupendos coches y cuerpos nutridos por sobrealimentación… No digamos nada del ‘Opus Dei’ (¡dinero y poder, poder y dinero!). Mientras por las calles pululan millones de desheredados de la fortuna… muriéndose de hambre y ‘mendigando humanidad’. ¡Que Dios nos perdone!

[highlight color=bold]Amanece el tercer día: es la historia de otra mujer…
¡Es verdad! Soy un hombre observador, y disfruto -desde luego- ayudando a mis semejantes. Era la hora de la siesta -que nunca duermo-, y me encontraba sentado sobre un banco en el jardín. Dos mujeres jóvenes, de entre treinta y cinco y cuarenta años, hablaban a voces, como lo hacemos la mayoría de los españoles. Piensa uno que ha escuchado todas las cosas de este mundo, pero no, siempre surge algo nuevo. «No puedo aguantar más. Fíjate: ayer me dijo mi jefe que, si me acostaba con él, me propondría para jefe de sección. Ya sabes, habrá pronto un concurso –oposición de régimen interno por méritos (?)- ¡Qué cara dura!», le contaba la rubia a la pelirroja. «Pues, si fuera yo, no lo pensaría dos veces. ¡Mira qué… son doscientos cuarenta con cuarenta euros más al mes! ¿Quién iba a enterarse?», le contestó la pelirroja.

Y es que en las empresas, públicas y privadas, se hayan ya muchas mujeres desempeñando labores propias de los hombres, pero sin perder para nada su identidad femenina. A su lado deambulan desaprensivos, vividores, buscadores de cuerpos –oro suave– femeninos deseados… que acosan sexual y moralmente a las féminas –sean casadas, solteras o viudas–. Pasados unos minutos la rubia quedó sola, pero como estamos en democracia, me dijo mi atrevimiento: «Acércate a esa chica, y trata de ayudarla». «¡Perdone, señorita, mi atrevimiento! No he podido sustraerme a escuchar sus conversaciones y, de verdad, creo que debe denunciarle», le manifesté. «Le presto mi reproductor de casetes. Ya ve, pequeño como un paquete de cigarrillos. Métalo en el cajón de su mesa de trabajo, y presione aquí (Rec y Play) cuando entre ese cazamujeres de mente estrecha», terminé diciéndole.

«El último recorrido de mi corta o larga vida la veo más llevadera dentro de la convivencia familiar y no aislada en tristes residencias que, aunque bien atendidas y limpias, son paredes muertas de mi propia soledad»

No es prueba suficiente ante los tribunales de justicia, pero si evidencia ética para que le cambien de negociado. «¿Cree que tendré arrestos suficientes para tenderle esta pequeña trampa a ese hijo de…?», me contestó. Claro que sí, le dije, pues la democracia –sus leyes– le confieren el derecho a defenderse, y belleza le sobra en abundancia, pero para ser mujer de un solo hombre: su marido. Pues bien, enseñando a un sinvergüenza a respetar a las mujeres, respetará a la propia.

«Quien ama y respeta a una mujer está amando y respetando al mundo entero. No olvidemos que si nosotros estamos pernoctando en este valle de lágrimas se lo debemos a ellas».

Deseo ser respetada…

«La mujer quiere ser amada sin razón, sin motivo; no porque sea hermosa o buena o bien educada o graciosa o espiritual, sino porque es», Henri Fréderic Amiel, diario íntimo II. Nos tenían enseñado –en años anteriores– que por el mero hecho de haber nacido hombres, y no mujeres, dominaríamos el mundo: gran error el cometido por nuestros maestros. Hoy por hoy, y a Dios gracias, la mujer/es está/n liberadas para bien o para mal, pero han asumidos todas sus consecuencias. Realmente esta señorita–funcionario, como otras muchas, están -todos los días del año– mendigando honestidad… Cierto es, y he de decir, que el acoso sexual existe en todos los países del mundo, por desgracia.

Y es que el motor que mueve la sangre por mis venas, el corazón, me habla siempre en silencio, y me dice, muchas veces, que todos somos unos mendigos… en busca del amor, en busca del amor de nuestro semejantes. Hoy han hablado tres mendigos, mañana… Pero, es cierto y verdadero que, sin lugar a dudas, los mendigos también aman, los mendigos también desean ser padres, los mendigos también son honestos…

La Coruña, 22 de abril de 2011
Copyright Mariano Cabrero es escritor

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Bibi Aisha, una joven de 18 años de la provincia afgana de Oruzgan, dejó a su marido por violencia doméstica. Un comandante talibán ordenó que se enfrentara a la justicia y su marido le cortó la nariz y las orejas. Aisha vive ahora en Estados Unidos, donde se ha sometido a cirugía reconstructiva.

[Relacionado: Bibi Aisha, antes y después de la operación]

“Es una imagen increíblemente fuerte. Envía un mensaje enormemente potente al mundo, sobre el 50 por ciento de la población que son mujeres, tantas de las cuales viven en condiciones miserables, sufriendo violencia. Es fuerte porque la mujer parece tan digna, como un icono”, dijo Ruth Eichhorn, una de los jueces, en un comunicado.

Fotógrafos de Reuters ganaron dos primeros premios en el concurso anual.

Mike Hutchings, de Reuters, ganó el primer premio en la categoría de Deportes Individual por su imagen de la semifinal del Mundial en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, en la que el holandés Demy de Zeeuw recibe una patada en la cara por parte del uruguayo Martín Cáceres.

Omar Feisal, también de Reuters, logró el primer premio en la categoría de Vida Diaria Individual por su fotografía de un hombre arrastrando un tiburón por las calles de Mogadiscio, Somalia.

Andrew Biraj, de Reuters, ganó el tercer premio en la misma categoría por su fotografía de un tren abarrotado en Dhaka, Bangladesh.

Fuente :REUTERS ,11/02/2011